Integrantes de la generación del 27 por orden cronológico:
* Fernando Villalón (1881-1930).
* León Felipe (1884-1968).
* Benjamín Jarnés (1888-1949).
* César Barja (1890-1952)
* Rogelio Buendía (1891-1969).
* Pedro Salinas (1891-1951).
* Juan Guerrero Ruiz (1893-1955)
* Jorge Guillén (1893-1984).
* Miguel Valdivieso (1897-1966).
* Josep Moreno Gans (1897-1976).
* Antonio Espina (1894-1972).
* Mauricio Bacarisse (1895-1931).
* Rafael Laffón (1895-1978).
* Juan Larrea (1895-1980).
* Gerardo Diego (1896-1987).
* Antonio de Lara (1896-1978).
* José Fernández Montesinos (1897 - 1972)
* Agustín Espinosa (1897-1939).
* Amado Alonso (1897-1952).
* Gregorio Prieto (1897-1992).
* Dámaso Alonso (1898-1990).
* Juan José Domenchina (1898-1959).
* Concha Méndez (1898-1986).
* Federico García Lorca (1898-1936).
* Vicente Aleixandre (1898-1984).
* Ernesto Giménez Caballero (1899-1988)
* Edgar Neville (1899-1967)
* Rafael Porlán (1899-1945)
* Emilio Prados (1899-1962).
* Paulino Masip (1899-1963).
* Rafael Dieste (1899-1981).
* Juan Chabás (1900-1954).
* Guillermo de Torre (1900-1971).
* Enrique Jardiel Poncela (1901-1952)
* Pedro Garfias (1901-1967).
* Pedro Pérez-Clotet (1902-1966).
* Rafael Alberti (1902-1999).
* Luis Cernuda (1902-1963).
* Felipe Alfau (1902-1999)
* Agustín de Foxá (1903-1959).
* José López Rubio (1903-1996)
* Antonio Oliver (1903-1968).
* Alejandro Casona (1903-1965).
* José María Hinojosa (1904-1936).
* Juan Gil-Albert (1904-1994)
* Joaquín Romero Murube (1904-1969)
* José María Souvirón (1904-1973).
* José María Luelmo (1904-1991)
* Ernestina de Champourcín (1905-1999).
* Miguel Mihura (1905-1977).
* Pedro García Cabrera (1905-1981).
* Emeterio Gutiérrez Albelo (1905-1937).
* Manuel Altolaguirre (1905-1959).
* Miguel Hernández (1910-1942).
* Federico Rolón (1910-1942).
* Antonio Molina Espinosa (1906-1978).
* Luis Miguel Naranjo (1906-1978).
* Rafael de León (1908-1982).
* Pablo Neruet.
* Alejandro Collantes de Terán (Sevilla, 1901 — ibídem, 1933).
Las corrientes del 27
En realidad, la llamada generación del 27 fue un grupo poco homogéneo; habitualmente se les ha solido ordenar por parejas o tríos. Así, por ejemplo, los poetas del Neopopularismo o neopopularistas, Rafael Alberti y Federico García Lorca, dentro de una nómina que fue particularmente bien nutrida, intentan acercarse a la poesía de Gil Vicente y del Romancero, o a la lírica cancioneril, buscando fuentes populares y en el folclore de la lírica tradicional; algo de ello hay también en la aproximación que hizo Gerardo Diego, después de su etapa Creacionista, a la lírica de Félix Lope de Vega gracias a la edición que hizo en ese tiempo José Fernández Montesinos.
Por otra parte, hay dos catedráticos de Filología hispánica que comparten intereses comunes y que incluso fueron amigos y tuvieron trayectorias muy parecidas, pues no en vano su poética es fundamentalmente afirmativa y optimista; se trata de Jorge Guillén, toda cuya obra poética se recoge bajo el título Aire nuestro y está marcada por la poesía pura a lo Paul Valéry y formada por cinco libros (Cántico, Clamor, Homenaje, ...Y otros poemas y Final) y Pedro Salinas, el gran poeta del amor del 27.
El grupo surrealista está más nutrido, pero destaca especialmente el premio nobel Vicente Aleixandre, seguramente el más original, ya que, según Cernuda, "su verso no se parece a nada", y el que ha venido a ser el poeta más influyente de la generación durante la última mitad del siglo XX, el ya citado Luis Cernuda. Sin embargo, hubo otros poetas del 27 que notaron el impacto surrealista y que poseen etapas en su evolución marcadas por esta estética: Rafael Alberti, por ejemplo, compuso la última sección de Sobre los ángeles y Sermones y moradas en versículo surrealista y Federico García Lorca asimiló su impacto en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Poeta en Nueva York y los Sonetos del amor oscuro. Una etapa surrealista posee, por ejemplo, José María Hinojosa con su La flor de Californía (con acento en la i) y Emilio Prados.
Son éste último y Manuel Altolaguirre quienes constituyen el llamado grupo de Málaga o de los poetas presuntamente menores, constituido alrededor de la revista Litoral editada por Altolaguirre y su colección de libros poéticos. Dámaso Alonso y Gerardo Diego vienen a ser, por otra parte, el llamado grupo de los que se quedaron en España, de mala gana y pasando algunos apuros el primero y más a gusto el segundo, y más o menos pactaron con el régimen victorioso en la Guerra Civil (Alonso, que se consideró a sí mismo dentro de la Generación del 27 como crítico, pero dentro de la primera generación de posguerra como poeta) o lo apoyaron abiertamente (Diego). Este último realizó una larga trayectoria poética donde combinó a la vez tradición y vanguardia, muy variada en su temática (desde el toreo a la música y las inquietudes religiosas, el paisaje y los contenidos existenciales); sin embargo, algunos se quedaron ignorados por el régimen, viviendo en un llamado exilio interior (Juan Gil-Albert) o convirtiéndose de hecho en maestro y guía de toda una nueva generación de poetas (Vicente Aleixandre).